Consiste en ofrecer una explicación al paciente de por qué las creencias irracionales no son realistas, ni lógicas, ni funcionales. Se puede hacer verbalmente o asignándole lecturas. Es importante ser breve y no extenderse demasiado para no confundir al paciente. También es importante confirmar que el paciente ha entendido la explicación. Es muy útil si se combina con el método socrático.
Por ejemplo:
«Usted desearía que ellos obrasen de otra manera, pero no hay ninguna relación lógica entre este deseo y la exigencia de que deban hacerlo. ¿Puede decirme con sus propias palabras qué ha entendido de lo que acabo de decirle?».
Didáctico. El terapeuta enseña didácticamente al cliente a detectar y debatir sus creencias racionales, asegurándose de que entienda los puntos que se han ido tratando y los procedimientos que se han enseñado para conseguir el cambio.